24 de septiembre de 2009

De esa noche, de esa calle.




Prefiere la inseguridad al inconformismo. El aliento de una mirada que la desea. El sabor del agua mezclada con barro (de esa noche, de esa calle). Una gota roja que viene desde donde se ha cosido la carne. Ella querría preferir el caos, la catarsis de la soga, el rasgueo de un lápiz hasta la envergadura de una auténtica destrucción, sin embargo se atreve, no lee de memoria, comprende la ficción de lo dicho, saca el habla, no sabe quien suena desde dentro, camina por el terreno limpio y cuadriculado hasta la convulsión, reconoce en el cuerpo del muerto aquello padecible, transable para el recuerdo, pero no soporta no saber registrar, tal como fue, el paso desde una aparente resignación (por no saber, por no ser capaz) a una inseguridad de escoger (por tener que elegir, por designar).


Para Pablo

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